La Nueva Oligarquía Latinoamericana: Ideología y Democracia

Autores/as

Eduardo E. Saxe Fernández

Sinopsis

En este polémico ensayo, Eduardo Saxe Fernández sostiene que el retorno del liberalismo a Latinoamérica viene acompañado por el regreso de gobiernos oligárquicos. Las nuevas oligarquías latinoamericanas se basan en una democracia puramente formalista, mientras que viejos y nuevos métodos de exclusión social y política se siguen practicando, la redistribución regresiva de la riqueza que caracteriza a la región desde la Segunda Guerra Mundial se agudiza a partir de los años 80, facilitando la emergencia de esos poderosos grupos oligárquicos en los que se combinan, como en modelos clásicos, el poder político con el poder financiero.

SOBRE LA EDICIÓN DIGITAL DE

LA NUEVA OLIGARQUÍA LATINOAMERICANA: IDEOLOGÍA Y DEMOCRACIA

(EUNA 1999)

Eduardo E. Saxe Fernández

Nuevamente fracasa el capitalismo libremercadista oligárquico. Las políticas y los resultados catastróficos social, económica y políticamente, ya no pueden ser ocultados por los engaños, las ilusiones y los fantasmas de manos invisibles en mercados perfectos/imaginarios. Hoy resulta más que evidente la vinculación entre el pensamiento y las políticas denominadas neoliberales:

1) Con la emergencia, consolidación y crisis de oligarquías político-financieras en todo el mundo dominado por Estados Unidos, generadoras de pobreza y descomposición social generalizadas: un colapso social mundial;

2) Con la intensificación de guerras de escogencia por Estados Unidos y sus aliados para la destrucción de países y regiones -especialmente el Medio Oriente y el Norte de África y Mesoamérica; y

3) Con la aceleración incontenible del colapso ecológico mundial (llamado oficial y engañosamente “cambio” climático).

La Escuela de Chicago de Derecho y Economía, entre su fundación en 1946 y 1950, pasó, de proponer mayores restricciones a los monopolios (en línea con las políticas oficiales de Franklin Delano Roosevelt), a convertirse en el epicentro estadounidense de la defensa del capitalismo “libremercadista”, sus corporaciones y políticas. En ese último año, por ejemplo, los teóricos de la Universidad de Chicago, mediante un ciclo de conferencias dirigido a empresas, proponían, en palabras de A. Wallis, que “el sistema de precios es el sistema más eficiente de organización social que se haya concebido”. En esa oportunidad también participaron Hayeck y Friedman. Como resultado, llegaron a la universidad cartas laudatorias del Volker Fund, la Foundation for Economic Education, la Cámara de Comercio, Wealth Incorporated (NYC), General Motors, Sunkist, Kellog; mientras que otras corporaciones solicitaron copias de las charlas.

En esa llamada Escuela de Chicago, el cambio teórico desde la oposición a los monopolios hasta pasar a la defensa de ellos y del libremercadismo, así como la paralela alianza con corporaciones y fundaciones de millonarios, tuvo lugar en el período cuando Aaron Director regresó a la universidad para encabezar el proyecto “Estudio del Mercado Libre”, también apodado “Proyecto Hayek”. Director fue quien personalmente cambió su posición teórica de anti a pro capitalismo “neoliberal” (así denominado por Hayeck en 1951). El resultado fue el siguiente:

“Desde el momento de su nacimiento en 1946, ha habido una relación dinámica y recíprocamente beneficiosa entre el movimiento de derecho y economía de Chicago y las corporaciones… (las) corporaciones hicieron posible y apoyaron de manera crucial el surgimiento del derecho y la economía de Chicago, mediante financiamiento y asesoría, y las corporaciones alabaron las publicaciones académicas de derecho y economía de Chicago que promovían una economía de libre mercado. Especialmente alabaron a quienes desafiaban las posiciones antimonopólicas del status quo de muchos funcionarios y economistas gubernamentales, que erosionaban el poder corporativo”. “Director sostenía que fuerzas competitivas controlarían a las corporaciones y asegurarían que los mercados en los que se involucraran fueran competitivos.” (Van Horn, 2020). [1]

El neoliberalismo, entonces, desde su nacimiento teórico ha servido a los intereses de las grandes fortunas y corporaciones y de quienes defienden sus monopolios y oligopolios, nacionales e internacionales. Es un pensamiento económico, jurídico y político promotor de los intereses de las oligarquías capitalistas de los últimos cincuenta años. Hasta hace poco era el “pensamiento oficial”, pero sus resultados catastróficos lo han erosionado profundamente, pese a la masiva propaganda a su favor y pese a que las oligarquías en el poder continúan beneficiándose de su cada vez más precaria y, por tanto, forzada vigencia.

Las realidades han evidenciado el aceleramiento de la depredación y destrucción resultantes del dominio oligárquico y su pensamiento neoliberal. Destrucción de la sociedad humana por la corrupción sistémica que permea las prácticas políticas y económicas y la intensa violencia concomitante (“dictaduras de seguridad nacional”). Pinochet y Videla y sus sangrientos regímenes sirvieron de modelo experimental a esos teóricos de Chicago. Fujimori, Uribe, Bolsonaro, Macri y la caterva de presidentes neoliberales mexicanos, son otros ejemplos destacados de la violencia, la depredación y la corrupción del libremercadismo oligárquico contemporáneo en América Latina.

Las oligarquías mundiales y su régimen político económico, filosóficamente propenden a la reinstauración de categorías ontológicas excluyentes entre personas, comunidades y naciones -que pueden ser consideradas o no “humanas”. Por ejemplo, personas y amplios grupos sociales y gobiernos de países “ricos/poderosos/blancos/estadounidenses-europeos” consideran a otras gentes, que no lo son, ya no solamente como inferiores o subdesarrollados, sino como “basureros” o “letrinas”, personales o/y nacionales y regionales. Para las oligarquías ser es poseer, “Si no sos muy rico simplemente no sos nada, no valés”, te dicen en Argentina y Costa Rica.

Ecosistémicamente, el acaparamiento oligárquico de riqueza, aunque sea mediante mecanismos financieros, siempre supone la “utilización/transformación” de todo lo que contenga el planeta, sin límites: poseer el conjunto de la realidad es la pretensión ideológica metafísica última. La violencia necesaria para imponer tal estado de cosas, injusto y depredador, potencialmente también es infinita, como infinita es la posibilidad de imaginación/especulación financiera: el enriquecimiento como criterio de verdad y la vigencia de “la razón y la verdad” de los poderosos. De ahí que la apropiación de riqueza por cualquier medio se ha convertido en la norma prevaleciente, como resultado del dominio oligárquico y su pensamiento neoliberal [2] .

Por tanto, también tiende a acelerarse continuamente el actual colapso ecológico/social mundial. Lo cual lleva a otras desconexiones o contradicciones, entre el pensamiento y las acciones, y entre éstas y los resultados; tales que van reduciendo las capacidades de percepción y de análisis conforme se van agudizando. Porque, inversamente a como suele plantearse el asunto, tampoco es cierto que el (supuestamente posible) control del espectro ontológico de la humanidad evite su disonancia óntica. Es decir, se mantiene, aumenta y se exacerba al máximo la disonancia entre ideología/percepción y los procesos existentes/vivientes.

La actual peste del virus del Covid-19 ha mostrado con claridad las injusticias del dogma neoliberal oligárquico y sus consecuencias catastróficas. Se repite el mecanismo general del capitalismo neoliberal: acaparamiento despiadado. Acaparamiento de patentes de vacunables por las corporaciones farmacéuticas y prohibición de alternativas baratas. Acaparamiento de vacunas por los países más ricos de la OTAN. En sentido contrario, esta plaga muestra la superioridad del modelo chino, de control/dirección estatal de la economía nacional y la salud pública.

El principal problema de la humanidad actual está constituido por el dominio de las oligarquías. Hace falta desmantelarlas y transformar los sistemas económicos y sociales. Hace falta construir economías políticas regenerativas, mientras también se desarrollan ingentes esfuerzos para contener la devastación eco social generalizada.

Sin embargo, es extremadamente difícil, casi imposible en estos momentos, resolver el problema del capitalismo mediante la eliminación de los regímenes oligárquicos. Más bien, ante el aumento sostenido de destrucción, la respuesta del capital sigue siendo un círculo vicioso del cual es incapaz de salir y mucho menos superar. El capital continuará abogando por mayor destrucción: más capitalismo neoliberal oligárquico mafioso para enfrentar los dilemas existenciales creados por ese mismo régimen y pensamiento.

22 de julio de 2021

[1] From the time of its birth in 1946, there has been a dynamic, mutually benefitial relationship between the Chicago law and economics movement and corporations… corporations made possible and crucially supported the rise of Chicago law and economics through funding and advice, and corporations praised scholarly publications of Chicago law and economics that championed a free market economy, They especially extolled those that challenged the status quo anti-trust positions of many government officials and economists that undermined corporate power.” “Director claimed that competitive forces would control corporations and ensure the markets in which they engaged would be competitive.” Robert Van Horn Corporations and the Rise of the Chicago Law and Economics Movement. Promarket , January 15, 2020.

[2] Véase, por ejemplo, A. Leserre (2019) La hidra neoliberal. Buenos Aires: Grama.

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Publicado

02/07/1999

Detalles sobre el formato de publicación disponible:

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ISBN-13 (15)

9977651671

Palabras clave:

Democracia, América Latina, Oligarquía, Historia, Globalización, Liberalismo