Manual interactivo de las lesiones en el deporte

-68 Édgar Murillo Campos UNIDAD IV Lesiones óseas Anatomía El tejido óseo es una variedad del tejido conjuntivo o conectivo, el cual se caracteriza por ser el más duro del organismo, debido a que el espacio existente entre las células que lo conforman (espacio intercelular) está totalmente mineralizado por depósitos de calcio se da cuando el organismo logra su madurez completa. El cuerpo humano está formado por 206 huesos, que en conjunto forman el sistema esquelético que constituye la estructura de soporte del organismo, siendo el estribo el hueso más pequeño, ubicado en el oído medio, y el fémur el más grande y fuerte, ubicado en la pierna del cuerpo humano. Los huesos se unen en las articulaciones y actúan como un sistema de palancas, al ser movidos por las contracciones musculares voluntarias e involuntarias, hecho que le permite a una parte del cuerpo moverse en relación con otra, y de esta forma desplazarse en el espacio. El esqueleto se divide en dos: el esqueleto axial, constituido por 80 huesos, los cuales constituyen el cráneo, la columna vertebral y el tórax, el esqueleto apendicular, constituido por 126 huesos, los cuales forman el cinturón pélvico, el cinturón escapular y los huesos de las extremidades superiores e inferiores. Así también, los huesos se dividen en cuatro grandes grupos de acuerdo con su forma: los largos, los cortos, los planos y los irregulares. Los huesos varían mucho en su forma y, en menor grado, en estructura. Existiendo huesos tan pequeños y frágiles como el estribo en el oído medio, hasta los más grandes y fuertes como el fémur en las piernas. El hueso es un tejido vivo que nace, crece y muere constantemente, razón por la cual es muy doloro- so cuando se golpea, se inflama o se fractura. Las responsables de este constante nacimiento son las células óseas llamadas osteoblastos, mientras que las células óseas llamadas osteoclastos se encar- gan de la destrucción del tejido óseo, que junto con los osteocitos conforman la unidad funcional. En los primeros veinte años de vida, el cuerpo genera más masa ósea de la que elimina, pero, después de esta edad, la balanza se invierte y se pierde entre el .5-1 % de esa masa, de manera natural. Man- tener este equilibrio entre ambas (nacimiento-muerte) es el resultado de una buena salud ósea. Por ejemplo, se previene la pérdida ósea con ejercicio frecuente y adecuado, y con una ingesta de mayor cantidad de proteínas Wnt, cuya misión es llevar la información a las células madres óseas (producen células nuevas de diferentes tipos y funciones en el hueso), cuando se presenta una lesión; lo con- trario, conlleva a sufrir diferentes enfermedades degenerativas en los huesos, como las fracturas, la osteopenia y la osteoporosis. El peso total de un hueso se encuentra conformado de un 40 % de colágeno, un 30 % de minerales (calcio, fósforo, sal) y un treinta por ciento (30%) de agua. La parte orgánica del hueso se divide en células, matriz fibrosa (fibrillas de colágeno) y una sustancia amorfa (muco polisacáridos). El 15 % del peso total de un ser humano pertenece a los huesos. El esqueleto es un depósito de fosfato cálcico que se toma cuando se necesita. Alrededor del noventa y el 99 % del calcio total del cuerpo está en los huesos; el 80 % del fósforo corporal es parte de los huesos y los dientes y su función principal es con- tribuir con las proteínas, el zinc y la vitamina D al mantenimiento del hueso en condiciones normales. Los huesos están diseñados para soportar el peso del cuerpo. La forma, el largo, la densidad y el fortalecimiento están determinados por los genes heredados; sin embargo, el ejercicio puede mejorar estas características genéticas. El hueso normal sano resiste la curvación y la torsión, casi como el hierro fundido, pero no está a prueba de apalancamientos. A pesar de lo fuertes que son los huesos, debido a los componentes de sales inorgánicas (fosfato de calcio y el carbonato de calcio,

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